Varices superficiales

Cuando las venas de las piernas no son capaces de devolver al corazón toda la sangre que les llega al ritmo adecuado, se produce una pérdida de velocidad sanguínea y cierto estancamiento.

Esta anomalía se conoce con el nombre de insuficiencia venosa y se manifiesta con síntomas como piernas doloridas, hormigueo, calambres, varices, hinchazón, pesadez, arañas vasculares o úlceras varicosas.

Si la insuficiencia venosa no se trata debidamente, puede derivar en serios problemas como la úlcera (varices grandes), eccema (varices pequeñas), pigmentación flebostática (encharcamiento Hb) y trombosis venosa y flebitis.

La transparencia de la piel hace que las dilataciones de los capilares y varículas se hagan muy visibles.

La aparición de estos "trayectos" venosos, que normalmente afectan a cara, piernas y manos, produce un resultado antiestético. El paciente no se siente a gusto con su aspecto y tiende a disimular u ocultar las zonas afectadas, lo que condiciona un cambio en sus hábitos sociales: limita las actividades al aire libre, utiliza ropa que esconda las lesiones y maquillajes correctores que no siempre pueden cumplir su función, etc.